Mientras nos transportamos, se nos va la vida a una velocidad que no imaginamos. Deberíamos trabajar para evitarlo o, al menos, reducir esos millones de horas de vida que se pierden cada día. Cualquier persona, por cada diez minutos que pudiera reducir cada día el tiempo total de sus desplazamientos de ida al trabajo y vuelta a casa, podría ganar -cada año- 1,74 días completos de vida? Al final de este artículo hay una calculadora de la vida que perdemos en nuestro transporte diario.
Empezaré por reconocer que soy un privilegiado. Desplazarme desde mi casa -zona suroeste de la ciudad- a mi trabajo en el Campus Río Ebro de la Universidad de Zaragoza -zona norte- me cuesta veinte minutos. Me monto en el coche, tomo la circunvalación, llego al campus y camino cien metros hasta mi despacho. Veinte minutos en total. El tiempo de desplazamiento en sentido inverso es idéntico.
Realizo este trayecto un mínimo de dos veces al día (un total de 40 minutos en desplazamientos) unas 250 veces al año, lo que se traduce en que cada año pierdo en mis desplazamientos un mínimo de siete días naturales de mi vida. Como considero que el trabajo comienza cuando salgo de mi casa, me gusta hacer la equivalencia en jornadas laborales. Esos siete días completos de mi vida, expresados en jornadas de ocho horas, equivale a 21 jornadas laborales. Es como si mi trabajo anual se desarrollara en los 250 días reglamentarios más otras 21 jornadas laborales extra dedicadas solo a mi transporte de casa al trabajo y del trabajo a casa… y aun así me considero un privilegiado, ya que no salgo mal parado si me comparo con otros ciudadanos que residen en grandes núcleos urbanos.
La Dirección General de Tráfico (DGT) me recomienda «otra movilidad». Me dice que, por mi bien, es mejor que vaya al trabajo a pie, en bici, patinete, autobús o metro. Dice que esto es más activo y saludable y -ojo- menos estresante. Realmente, me gusta caminar, montar en bicicleta y usar el transporte público, pero es bien cierto que me gusta hacerlo cuando a mi me apetece. No obstante, voy a valorar las propuestas de la DGT.
Si quisiera realizar mis desplazamientos de ida al trabajo y vuelta a casa en transporte público, tendría que caminar unos doscientos metros para coger el autobús que me permitiría enlazar con el tranvía. Llegaría al campus universitario y allí caminaría unos trescientos metros hasta llegar a mi despacho. Esto se traduciría en una hora de ida y una hora de vuelta. El tiempo de mi vida perdido en el transporte sería de 21 días naturales cada año o su equivalente de 62 jornadas laborales.
En bicicleta, cada trayecto sería de unos 40 minutos. El tiempo de mi vida perdido en el transporte sería de 14 días naturales cada año o su equivalente de 42 jornadas laborales,… y cuando hago estas cuentas no quiero ni imaginar los días de temperaturas cercanas a los 40 ºC, o los fríos inviernos rondando los 0 ºC en esta ciudad en la que -como bien dijo el humorista Leo Harlem- «se fabrica el viento».
¿Y andando? Serían unas dos horas en cada sentido, es decir, cuatro horas de transporte al día que se traducirían en detraer de mi vida 42 días naturales -o el equivalente a 125 jornadas laborables- cada año.
Respetando el derecho de toda persona a desplazarse como mejor considere, una administración como la DGT debería esforzarse en buscar la forma de que cada ser, además de desplazarse de forma segura, pudiera hacerlo de forma rápida. Y es que disponer de un sistema de transporte rápido y seguro es -para cada persona- ganar vida a un ritmo impresionante, tal como acabamos de ver.
Habrá, evidentemente, personas que realizarán otros tipos de trayectos en los que el automóvil no resulte ventajoso y tendrán mejor opción en el transporte público, la bicicleta o caminar. Eso está bien, ya que se trata de que podamos encontrar alternativas para conseguir detener esa sangría de horas de vida perdidas sin darnos cuenta.
Lo decíamos al comienzo. Sólo con que consigas reducir en diez minutos el tiempo total de tus desplazamientos diarios de ida y vuelta entre tu casa y el trabajo, podrías ganar -al cabo de un año- 1,74 días completos de vida, o el equivalente a más de cinco jornadas laborales.
Una sociedad inteligente debe trabajar para ganar vida para todos sus ciudadanos. Por eso, para poder ganar esa vida que podríamos dedicar a nuestras familias, al ocio o al deporte, necesitamos un sistema de transporte que, cuanto menos, sea rápido, seguro, económico y sostenible.
De momento, la propuesta de la DGT, lejos de pareceme relajante, me estresa mucho porque se nos presenta como paradigma de la felicidad humana un sistema de transporte cada vez más lento, que no mejora su seguridad (menos muertes no es más seguro), que es caro y que -no nos engañemos- no es mucho más sostenible que lo que estamos dejando… pero esto es otro tema del que ya hablaremos.
¿Quieres saber cuánta vida pierdes transportándote?
Aquí verás cuántas horas de tu vida pierdes al año transportándote de casa al trabajo y del trabajo a casa.
Aquí verás el equivalente en días.
Y aquí verás a cuántas jornadas laborales de ocho horas equivalen todas esas horas de vida perdidas mientras te transportas.