(Publicado en la revista «Defensa Motociclista»)

Desde siempre, y cada vez con mayor intensidad, la circulación segura de vehículos por las vías públicas ha sido dejada en manos del cuidado o la precaución, sin apenas opciones para intentar averiguar qué resultado podría obtenerse con otro enfoque basado en el rigor, la capacitación o el adiestramiento.

La seguridad vial es un sistema erosionado por el constante desgaste causado por cientos de decisiones políticas y administrativas que, arbitrariamente y sin dar ocasión a que el sistema que llamamos «seguridad vial» se prepare para recibirlas, son puestas en marcha, delegando en el cuidado y la precaución la mitigación de los riesgos objetivos generados... y si los accidentes aparecen solo suele ocurrir que se apele a la necesidad de que el ciudadano ponga más cuidado y más precaución.

Pero, poco a poco y afortunadamente, el ciudadano empieza a ser consciente de esta realidad, dándose cuenta de que quienes constantemente le reclaman ese cuidado y esa precaución son los mismos que con frecuencia desatienden el riesgo que ellos mismos crean o consienten, actitud ésta que merma la credibilidad de los mensajes que nos transmiten. Ejemplos —por desgracia— no faltan.

En el año 2008 la Dirección General de Tráfico lanzó una muy dura campaña en la que se asimilaba a maltrato infantil el hecho de no poner el cinturón a los niños. Se entiende que la dura campaña —que también podría ser considerada desafortunada por otros motivos que ahora no vienen al caso— intentaba trasladar la idea del altísimo riesgo que se creaba para la vida de un niño en el supuesto de que fuera víctima de un accidente de tráfico y no fuera debidamente protegido con su sistema de retención.

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Figura 1. Campaña de la Dirección General de Tráfico en la que se comparaba no poner el cinturón a los niños con el maltrato infantil (fuente: informativos de RTVE).

Pero ocurría que también había sido la Dirección General de Tráfico la institución que se había encargado de anular la obligación de que los niños tuvieran que circular en taxi por las ciudades con un sistema de retención infantil, cuando todo el mundo es conocedor de que en las ciudades también hay accidentes graves y que los taxis no poseen especiales medidas de seguridad.

La Dirección General de Tráfico estaba minando su credibilidad. Había creado un riesgo objetivo para los niños y, a la vez, se permitía comparar con maltratadores infantiles a los padres que no protegieran debidamente a sus hijos por poner en riesgo sus vidas. La Dirección General de Tráfico, de esta forma, hacía patente su incoherencia en materia de seguridad vial.

Pero pongamos un ejemplo más reciente en el que nos damos cuenta lo contraproducente que resulta reclamar una conciencia del riesgo a la vez que se exhibe falta de conciencia del riesgo, demostrando así incoherencia y, por ende, perdiendo credibilidad.

Vamos a recordar el programa «Seguridad Vital» de RTVE, en concreto, su emisión del día 26 de enero de 2020. El programa «Seguridad Vital» hay que entenderlo en su contexto. Es un programa divulgativo dirigido al público en general, lo que —en algunos aspectos— dificulta la labor de clarificar conceptos tales como «causas» y «responsabilidades» en los accidentes de tráfico, o la necesidad de separar los problemas ligados a la «seguridad» de los ligados a la «sostenibilidad«, ambas necesarias, pero desarrollables sin necesidad de tratarlas como un «pack». Pero todo esto es otra cuestión aparte.

En el programa, llamó la atención la entrevista realizada al General Jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y —antes de entrar en materia— aprovecho para una vez más mostrar mi mayor admiración por las personas que forman parte de ese Cuerpo. De hecho, presumo de los buenos amigos que en él tengo y de lo mucho que aprendo cada vez que quedo con ellos a tomar un café y charlar un rato. Pero, al igual que ocurre en todas las grandes instituciones, no todas las personas son igual de competentes y entregadas, y no todas las cosas se hacen bien. En esta vida no tenemos que saber de todo. Eso es imposible. Creo que, en general, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado deben abrirse a un más natural intercambio de experiencias y conocimientos con otros agentes sociales, a la vez que deben interiorizar que corregir ante el error no es una deshonra, al igual que recibir una crítica constructiva no es ninguna afrenta.

Muchas de las cosas que dijo el General pertenecen al sentir común y cuentan con el prácticamente unánime apoyo de la ciudadanía. En total acuerdo con sus palabras, todos queremos ver a la Guardia Civil en las carreteras, ya que eso nos hace sentirnos protegidos ante cualquier percance. Por otro lado, siempre digo que un coche patrulla circulando por una carretera es mano de santo para conseguir que nadie sobrepase los límites de velocidad. Sin embargo, el General dijo algunas cosas que no fueron muy afortunadas —algo de lo que imagino que él ya será plenamente consciente— y que encuentran su mayor repercusión, no en el hecho de ser desafortunadas en sí, sino más bien en ese efecto de exhibir incoherencias que merman la credibilidad de su mensaje.

En la entrevista, el General llamaba a la educación, al reciclaje, al uso responsable del móvil, a evitar el consumo de alcohol y drogas... pero, cuando comenzó el bloque de reflexiones que el programa titulaba «Examen de conciencia», las palabras del General fueron:

«Los motoristas, todos, deberían reconocer por una parte que la culpa no es siempre de los demás. Hay algunos siniestros donde efectivamente la culpa es de un tercero; pero hay muchos motoristas que fallecen a consecuencia de sus propias imprudencias. Deberían reconocerlo y no echar siempre la culpa a la Administración, que la carretera está mal, que los quitamiedos cortan... Los quitamiedos no cortan, lo que hacen es desguazar. Evidentemente hay que hacer algo, pero el golpe contra el quitamiedos se produce tras un accidente; lo que hay que procurar es no tenerlo.»

Todos sabemos que el fenómeno «motero» dista mucho, hoy día, de unos lamentables estereotipos que solo representan a una ínfima minoría de indeseables. Los motocilcistas saben perfectamente que la culpa no es siempre de los demás, pero también sabemos que hay muchos accidentes —no «algunos»— donde la culpa es de un tercero. Y al igual que sabemos que hay muchos motociclistas que fallecen a consecuencia de sus propias imprudencias y que no hay que echar siempre la culpa a la Administración, también sabemos —y creemos que convendrá el General— que cuando esa Administración sí tiene la culpa, hay que reconocerlo así y hay que emprender las acciones necesarias para rápidamente corregir cualquier situación de peligro que haya podido originar.

Terminaba el General diciendo que el golpe contra el quitamiedos se produce tras un accidente pero que lo que hay que procurar es no tener el accidente... y fue precisamente su última frase la que nos pareció preocupante y explicaremos por qué.

Cuando arrancó el «Examen de conciencia», el primer plano que se mostró dejaba ver a un motociclista circulando sobre un paso de peatones ilegal y peligroso (Fig. 2). La parte de «ilegalidad» preocupa menos, ya que algo puede ser ilegal sin que afecte a la seguridad. En el caso de este tipo de pasos de peatones, sobreelevados y pintados sobre un fondo de pintura normalmente roja o azul, lo que preocupa de sobremanera es su carácter peligroso para los motociclistas y, en general, para cualquier otro usuario vulnerable ya que el gran parche de pintura, por su menor adherencia, se convertirá en los días de lluvia en una zona de especial peligrosidad. Y con esto que explicamos, quizás ya sea buen momento para pedir a los responsables del programa «Seguridad vital» que nos ayuden a denunciar esos paso de peatones tan peligroso y que tantas veces se van a encontrar cuando realicen su trabajo.

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Figura 2. Un motociclista circula sobre un paso de peatones prohibido (fuente: programa «Seguridad vital», RTVE1).

Pero ocurre que, de forma añadida y en otra escena anterior de la misma entrevista, se mostraba el trabajo de la Guardia Civil junto a otro paso de peatones también ilegal y peligroso (Fig. 3), en este caso, acompañado en la escena por unos bolardos muy propicios para producir amputaciones a usuarios vulnerables en caso de sufrir un accidente.

Las preguntas iniciales ya estaban formuladas. ¿Habrá intervenido de alguna forma la Guardia Civil para contribuir a la retirada del paso de peatones ilegal junto al que prestaba servicio? ¿Habrá denunciado a la Administración responsable?

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Figura 3. La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en un control junto a un paso de peatones prohibido (fuente: programa «Seguridad vital», RTVE1).

Ante lo llamativo de los bolardos y la facilidad para identificar el escenario, una utilidad como Google Maps nos iba a permitir echar un vistazo más detallado a la zona, cosa que nos iba a descubrir a algunas sorpresas.

La primera de todas es que el paso de peatones ya estaba presente en septiembre de 2008 (Fig. 4). Estábamos asistiendo a un riesgo presente en una calle durante casi 12 años sin que nadie se hubiera preocupado por eliminarlo.

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Figura 4. Estado en septiembre de 2008 del paso de peatones ilegal junto al que prestaba servicio la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (fuente: Google Maps).

Como se puede apreciar, en aquel año, el paso de peatones ya estaba rodeado enteramente de unos bolardos aparentemente rígidos, a los que se sumaban soportes de señalización y farolas. Al riesgo generado por el paso de peatones ilegal se sumaba el que, en caso de caída de un usuario vulnerable, añadían tantos elementos capaces de producir graves lesiones, incluidas amputaciones o muerte.

La segunda sorpresa iba a ser que, en junio de 2018 (Fig. 5), mientras el paso de peatones seguía creando riesgo, los bolardos que hemos podido ver en la imagen anterior habían sido reemplazados por otros aparentemente más peligrosos, con aspecto bastante afilado, invitando a no pensar qué le podría pasar a un usuario que pudiera caer sobre uno de ellos. Como se puede apreciar en la imagen, el firme estaba totalmente descuidado, con grietas y con la pintura blanca (la importante de verdad) muy deteriorada.

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Figura 5. Estado en junio de 2018 del paso de peatones ilegal junto al que prestaba servicio la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (fuente: Google Maps).

Algo más tarde, en septiembre de 2018 (Fig. 6), prácticamente nada había cambiado.

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Figura 6. Vista en sentido contrario del estado en septiembre de 2018 del paso de peatones ilegal junto al que prestaba servicio la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (fuente: Google Maps).

Pero, al final, la sorpresa más contundente iba a ser que el paso de peatones ilegal se encontraba justo a las puertas de la sede del Subsector de Tráfico Madrid Sur, en Valdemoro, provincia de Madrid (Fig. 7).

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Figura 7. Sede del Subsector de Tráfico Madrid Sur, en Valdemoro, provincia de Madrid. (fuente: Google Maps).

Es ahora cuando pedimos al General de la Agrupación de Tráfico que haga fuerte su mensaje, que intervenga y elimine de cuajo todos los riesgos potenciales de esa zona. Entenderemos perfectamente que el General no fuera conocedor de esta situación que se nos ha mostrado en televisión, pero ahora que ya la conoce es el momento de demostrar que esto va en serio y que la preocupación por la seguridad vial es total, sin excepciones, sin incoherencias y, por tanto, con gran credibilidad.